Como ya dijimos ayer, la primera jornada del Viñarock 2011, la del viernes 29 de abril, se caracterizó por un tiempo revuelto con lluvias intermitentes. Por la tarde Lendakaris Muertos y Hamlet se encargaron de caldear el ambiente con unas actuaciones breves en las que se notaron las ganas que tenía el público de disfrutar del festival.
Para los más metaleros, la hora en la que tocó Poncho K(21.30) sirvió para reponer fuerzas cenando y descansando antes de encarar las actuaciones de los artistas más esperados de la jornada. Hay que decir que Poncho K reunió a mucho público y ofreció una buena dosis de rock con tintes flamencos que contentó al personal.
Con bastante puntualidad, a eso de las 22.45, salió al escenario Metálika el grupo asturiano Warcry.
Aunque acaba de publicar nuevo disco, la banda liderada por el cantante Víctor García decidió comenzar con “La Última Esperanza” de su anterior disco Revolución. Tras los ajustes iniciales, la calidad final del sonido fue un tanto discreta, ya que estaba todo muy poco difuso y nunca se llegaron a distinguir claramente todos los instrumentos. El resto de la actuación fue muy correcta y sirvió para repasar toda su discografía. Incluyeron una contundente “El Guardián de Troya” y sus himnos “Tú mismo” o “Trono del Metal”, así como los nuevos temas “Cobarde” y “La Muerte de un Sueño”, que parecieron convencer al público. Destacó por encima del resto el guitarrista Pablo García, que hizo alarde de una técnica soberbia. El peor punto de la noche fue el propio Víctor, que estaba tocado de la garganta y se notó en algunas canciones.
Ya a la medianoche le tocó el turno a Rosendo, que desplegó su rock clásico -y para mi gusto cansino- ante probablemente la mayor cantidad de público de la jornada. En el escenario de hip hop (Babilonia) estuvo Tote King que intercaló alguno de sus temas clásicos con otros más recientes, como su polémico “Redes Sociales” que no fue tan cantado como el resto -parece que no todos sus seguidores están de acuerdo con la letra-.
Y pasados quince minutos de la una de la madrugada le llegó el turno a Ill Niño, una de las bandas más esperadas del escenario Metálika, aunque el público no lo demostró. Los liderados por Christian Machado son una auténtica apisonadora en directo. No pararon de moverse y de intentar animar al personal, esto último sin mucho éxito. Comenzaron con “My resurrection”, a la que fueron siguiendo temas como “I Am Loco”, “This Is War” o “Liar”. El grupo sonó compacto, contundente y muy profesional, pero, como ya he dicho, careció del apoyo del público. Si hubiera que citar alguna otra cosa mala del concierto fue la falta de ritmo. Canción tras canción hubo parones para dirigirse a los espectadores, algo que le restó dinamismo. En cualquier caso, quedó demostrado que aquélla pudo ser la noche de Ill Niño, pero para eso tendría que haber tocado ante un público real y no de piedra.
Para finalizar la noche fui a ver a los neoyorquinos Madball, que demostraron lo que es hacer hardcore sin contemplaciones. Se formaron grandes pogos en torno a sus temas, que sonaron muy bestias pero definidos.
La pregunta es, ¿por qué Madball revolucionó al público y no sucedió lo mismo con Ill Niño?
Para los más metaleros, la hora en la que tocó Poncho K(21.30) sirvió para reponer fuerzas cenando y descansando antes de encarar las actuaciones de los artistas más esperados de la jornada. Hay que decir que Poncho K reunió a mucho público y ofreció una buena dosis de rock con tintes flamencos que contentó al personal.
Con bastante puntualidad, a eso de las 22.45, salió al escenario Metálika el grupo asturiano Warcry.
Aunque acaba de publicar nuevo disco, la banda liderada por el cantante Víctor García decidió comenzar con “La Última Esperanza” de su anterior disco Revolución. Tras los ajustes iniciales, la calidad final del sonido fue un tanto discreta, ya que estaba todo muy poco difuso y nunca se llegaron a distinguir claramente todos los instrumentos. El resto de la actuación fue muy correcta y sirvió para repasar toda su discografía. Incluyeron una contundente “El Guardián de Troya” y sus himnos “Tú mismo” o “Trono del Metal”, así como los nuevos temas “Cobarde” y “La Muerte de un Sueño”, que parecieron convencer al público. Destacó por encima del resto el guitarrista Pablo García, que hizo alarde de una técnica soberbia. El peor punto de la noche fue el propio Víctor, que estaba tocado de la garganta y se notó en algunas canciones.
Ya a la medianoche le tocó el turno a Rosendo, que desplegó su rock clásico -y para mi gusto cansino- ante probablemente la mayor cantidad de público de la jornada. En el escenario de hip hop (Babilonia) estuvo Tote King que intercaló alguno de sus temas clásicos con otros más recientes, como su polémico “Redes Sociales” que no fue tan cantado como el resto -parece que no todos sus seguidores están de acuerdo con la letra-.
Y pasados quince minutos de la una de la madrugada le llegó el turno a Ill Niño, una de las bandas más esperadas del escenario Metálika, aunque el público no lo demostró. Los liderados por Christian Machado son una auténtica apisonadora en directo. No pararon de moverse y de intentar animar al personal, esto último sin mucho éxito. Comenzaron con “My resurrection”, a la que fueron siguiendo temas como “I Am Loco”, “This Is War” o “Liar”. El grupo sonó compacto, contundente y muy profesional, pero, como ya he dicho, careció del apoyo del público. Si hubiera que citar alguna otra cosa mala del concierto fue la falta de ritmo. Canción tras canción hubo parones para dirigirse a los espectadores, algo que le restó dinamismo. En cualquier caso, quedó demostrado que aquélla pudo ser la noche de Ill Niño, pero para eso tendría que haber tocado ante un público real y no de piedra.
Para finalizar la noche fui a ver a los neoyorquinos Madball, que demostraron lo que es hacer hardcore sin contemplaciones. Se formaron grandes pogos en torno a sus temas, que sonaron muy bestias pero definidos.
La pregunta es, ¿por qué Madball revolucionó al público y no sucedió lo mismo con Ill Niño?
Vía | http://cucharasonica.com
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